Figura propia del exordio o introducción de una obra mediante la cual el autor finge duda o torpeza con relación a empezar esa misma obra: "Para hablar de este misterio de nuestra redención verdaderamente yo me hallo tan indigno, tan corto y tan atajado, que ni sé por dónde comience, ni dónde acabe, ni qué deje ni qué tome para decir"… (Fray Luis de Granada)
En el siglo XVIII, cuando cundía la befa por la oratoria sacra, estos comienzos llegaron a caricaturizarse, como hace Samaniego en el prólogo de su Medicina fantástica del espíritu:
"Entre dimes y diretes, y entre dares y tomares, si por dónde empiece ignoro, mal sabré por dónde acabe. La empresa es harto difícil y el vulgo muy ignorante; ni yo sé lo que me digo ni él sabe lo que se hace".
No hay comentarios:
Publicar un comentario